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Más precisos y avanzados que nunca.
Las propiedades del yodo han conducido a su uso como una alternativa al cloro y bromo como desinfectante.
Sin embargo, sus propiedades tóxicas y corrosivas y la dificultad de disolverlo en agua han limitado su utilización.
Una de sus aplicaciones más comunes se encuentra en el proceso del agua de la industria avícola.
Por otro lado, el yodo puede utilizarse como desinfectante tanto en aguas potables como piscinas. A diferencia de piscinas cloradas, las aguas tratadas con yodo disminuyen la irritación en ojos y proporciona un desinfectante más estable bajo condiciones adversas.
Sin embargo, los niveles de yodo en el agua deben ser frecuentemente analizados para maximizar su propósito dado.
Con la prueba del yodo (prueba del lugol), se puede identificar la presencia del almidón en una muestra problema.
La prueba del lugol (que es una disolución de I2) con el almidón produce un color violeta, ya que el yodo se introduce entre las espiras de la molécula de almidón.
No es, por tanto, una verdadera reacción química, sino que se forma un compuesto de inclusión que modifica las propiedades físicas de esta molécula, apareciendo la coloración azul-violeta.
En los kits colorimétricos de yodo para poder hacer la determinación, no debe haber presencia de cloro y bromo, para poder hacer la medida de yodo sin interferencias.
El yodo se mide mediante método colorimétrico. La muestra se trata inicialmente con un tampón de fosfato hasta un pH de 6,3. La adición del DPD se oxida inmediatamente con el yodo produciendo un color rojizo.
La intensidad del color en la solución determina la concentración de yodo."
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