Control del nivel de desinfección en el sector hortofrutícola

Situación del mercado hortofrutícola en España

La producción de frutas y hortalizas durante el 2020 superó los 15.100 millones de euros, situándose como el sector más importante dentro del sector agrario. España se coloca como el primer productor de frutas y hortalizas de la UE y el quinto a nivel mundial. Estas cifras, remarcan la especial necesidad del sector de generar constantemente soluciones y nuevas herramientas para mantener el ritmo y la calidad de la producción.

Concretamente, en la producción de cerezas, se prefieren los suelos de pH neutros o ligeramente ácidos, con el objetivo de evitar problemas de clorosis, y preferiblemente suelos ligeramente calizos con un buen drenaje. Todos estos factores proporcionan al cultivo de cerezas, las bases de una buena cosecha. Aunque la calidad e inocuidad de la fruta, no solo depende del origen, sino del conjunto de aspectos que conforman toda la cadena de producción.

Todas las partes del proceso cuentan y, la sanitización de las aguas es imprescindible para que se puedan obtener productos inocuos y aptos para el consumo humano, cumpliendo además con la legislación vigente tanto a nivel europeo como internacional ya que gran parte de la producción nacional se exporta a terceros países.

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¿Qué reto nos planteó nuestro cliente?

Una empresa dedicada al envasado y comercialización de cerezas, contactó con HANNA instruments ya que necesitaba controlar de forma automática la cantidad de hipocloroso que se inyectaba en las balsas de enjuague de las frutas, para saber si era suficiente para que se diera la desinfección del agua. Junto con todas estas premisas, era necesario conocer también, el valor del pH para asegurar la eficiencia de la desinfección con el mínimo consumo de hipoclorito. Asimismo, la empresa tenía como condicionante las exigencias de las grandes cadenas de distribución, que exigen el cumplimiento del reglamento europeo UE 2020/749, en el que se limita la presencia de cloratos en alimentos y, por tanto, inhabilita la posibilidad de realizar desinfecciones con concentraciones muy elevadas de biocida.

El reto consistía en mantener las concentraciones de cloratos (subproducto nocivo que aparece al usar biocidas en base a cloro) estables en las balsas de enjuague. Antes de contactarnos, el cliente realizaba la limpieza en balsas independientes que confluían posteriormente en una, desde la cual, se bombeaba el agua recirculada al resto. En la desinfección, se inyectaba un biocida oxidante, cuyo poder de acción se ve muy determinado por el valor de pH. Utilizaban un ácido hipocloroso generado in situ por electrolisis, el cual también se podía convertir en ion hipoclorito (totalmente inactivo y sin ninguna función desinfectante), si no era posible mantener el pH por debajo de un valor determinado.

Esta situación, conllevaba un gasto y consumo excesivo de biocida, así como, la necesidad de control periódico con equipo portátil con la consiguiente pérdida de tiempo.

¿Cómo contribuyó HANNA a la solución técnica?

La solución que mejor se ajustaba a las necesidades del cliente, consistía en usar la medida redox para mantener un valor suficiente que pudiera garantizar la desinfección. Valores en torno a los 700 mV y, pH ligeramente por debajo de 7, para que un porcentaje amplio del hipocloroso generado, se encontrara activo y permitiera mantener valores estables sin producir un exceso de cloratos.

Para ello, se optó por el uso de un equipo BL121, que permite controlar con una única sonda multiparamétrica los valores de redox, pH y temperatura de forma continua, pudiéndola instalar en la balsa de homogeneización.

El equipo incorpora dos bombas de caudal proporcional para dosificar por un lado el hipocloroso generado in situ y por otro el ácido cítrico diluido de calidad alimentaria para ir bajando el pH. Este equipo además permite bloquear la adición del hipocloroso cuando los valores de pH están por encima del punto de consigna de forma que se ahorra mucho consumo de hipocloroso ya que simplemente bajando el pH a ese punto conseguimos subir el potencial redox sin necesidad de adicionar ese extra de biocida y ahorrándonos por tanto una mayor aparición de cloratos. Además, se pueden establecer diferentes alarmas de control y sacar las diferentes medidas por las salidas analógicas para llevarlas al sistema de comunicación remota (scada) de la planta.

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Como conclusión

Podemos concluir, que esta solución resulta muy adecuada para cualquier aplicación de lavado de frutas o verduras en la que se busque un control óptimo de las dosificaciones, un ahorro de costes en biocida y evitar problemas derivados de las hipercloraciones como la aparición de cloratos y percloratos en los productos alimenticios.

Controlador de pH/Redox/Temperatura 

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En los videos que aparecen a continuación, podéis apreciar de manera gráfica la implantación de este controlador en la instalación hortofrutícola de limpiado de cerezas de nuestro cliente.