CASO DE ÉXITO HANNA: aprovechamiento de aguas residuales en un viñedo biodinámico

“La tierra ya ha consumido todos los recursos que era capaz de regenerar en un año”. El pasado 28 de Julio, en todos los países aparecían titulares de este tipo, y es que nuestro planeta nos está pidiendo socorro.

Uno de los objetivos que tiene el ser humano es conseguir lograr el equilibrio entre los recursos que nos ofrece la tierra y los que necesitamos para sobrevivir sin acabar con los recursos de las generaciones venideras. Este concepto se desarrolla dentro de las premisas de la sostenibilidad. Hoy en día, la mayoría de las empresas busca trabajar de forma sostenible, con el objetivo de reducir emisiones, disminuir el consumo y sobre todo reducir costes. Pero para lograrlo, es necesario conseguir también un mínimo impacto ambiental, pero ¿qué significa esto?

¿Qué pueden hacer las empresas agrícolas para reducir el impacto ambiental?

Trabajar para alcanzar una reducción del impacto ambiental implica reducir notablemente la alteración que sufre el medio ambiente debido a nuestra mano. Las principales causas que hacen aumentar el impacto ambiental son el mal aprovechamiento de los recursos naturales, pero en especial la emisión de contaminantes. Sin embargo, este es uno de los principales puntos que se pueden transformar a través de la reutilización y la implantación de una agricultura ecológica.

Sostenibilidad en viñedos

En el sector de la vid ya existen más de 130.000 hectáreas dedicadas al cultivo ecológico, y de esas un 13.8% pertenece a viñedos nacionales, por lo que España se sitúa como principal productor de vino ecológico del mercado. El éxito de este tipo de producción se debe al especial cuidado que se tiene con el suelo, ya que es ahí donde se almacenan todos los nutrientes y donde nace la esencia de la cosecha. Las producciones ecológicas se caracterizan por trabajar con materias orgánicas como el compost, aguas reutilizadas para el riego y plantas que fomenten la biodiversidad para evitar el uso de plaguicidas.

Uno de los caminos para conseguir un efectivo aprovechamiento de los recursos y la consecuente reducción del impacto ambiental en bodegas que buscan obtener una producción ecológica, se consigue a través de sistemas de viñedo biodinámicos, con procesos de biodepuración natural y control automático de los parámetros.

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Caso de éxito en una bodega navarra de la mano de HANNA

En HANNA se nos presentó un jugoso reto en una bodega navarra referente en el sector. Sus vinos ecológicos fueron pioneros en España y Europa y ahora querían dar un paso más en la digitalización de sus procesos. Uno de sus logros fue, aprovechar las aguas de proceso para el riego de éste. Las aguas llegan a unas balsas con una capacidad de aproximadamente 20.000 litros, en las que miden el pH y lo corrigen de forma manual con la adición de sosa. Este proceso es tedioso y utilizar equipos que permitan hacer la adición de forma automática y bajo control, permite aligerar el trabajo.

Desde HANNA se propuso integrar en el sistema de aguas una bomba con dos sensores. Un controlador de procesos HI510-0320 con un electrodo digital de pH HI1006-1805 controlados de forma automática y una bomba peristáltica BL5-2, encargada de dosificar la sosa.

El funcionamiento del montaje consiste en leer el pH de forma simultánea con el llenado de la balsa. Cuando este valor es ácido, la bomba peristáltica junto con la bomba de homogeneización se activa hasta alcanzar el pH requerido. Toda la información se va recogiendo a través del telecontrol instalado que permite activar las alarmas en función de las necesidades. En este caso, se instalaron dos alarmas para indicar cuando la balsa estaba casi llena y es óptima para el regadío, y otra para indicar que el nivel de agua es bajo y se debe de parar el sistema de riego.

Todas estas modificaciones, le permitieron a la bodega mantener la balsa en un pH óptimo en todo momento, sin establecer grandes cambios en su procedimiento de trabajo.